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miércoles, 23 de octubre de 2013

EL CAMBIAZO II


EL CAMBIAZO II






Lo encontramos tirado en un contenedor de papel. Era un póster grande, de cartón; hacía propaganda a una colonia pero a nosotras eso no nos interesó, él sí, sólo él, el chaval que aparecía en el póster, un morenazo guapísimo. Se le veía la cara, el cuello y algo del torso, musculoso y velludo, pero en su justa medida. Nos peleamos por él, por dónde colocarlo, si en la sala de cambiarnos la ropa de fumadoras o en la de no fumadoras. Al final ganamos nosotras, las fumadoras.
   Desde que lo colocamos allí, pegado en la pared, todos los días llego la primera, a las 5 am. Empezamos el curro a las 6 am( soy enfermera), llego, me cambio y mientras me fumo con deleite un cigarrillo lo miro y sucede lo increíble, noto como me abren las piernas y como bucea algo en mi sexo, en pocos minutos me lleva al orgasmo, es … ¡fantástico!.
   Yo sé que es él, el que me hace gozar , así que todos los días llego allí puntual, a las 5 am.
     
                                               *   *   *

   Bueno, aquí estoy de nuevo como de costumbre.
   ¿A ver qué hora es?. Las 5 am, bien.
   Estoy algo nerviosilla, jeje, ya sabéis, pero … ¡joder!, ¿qué es esto?, ¡lo han cambiado, me lo han cambiado!, ¡mi moreno, mi morenazo!, ¿dónde estarááá?.
   Pero … ¿cómo hacen esto sin avisar?.
   Han puesto uno de una tía y es guapa, sí ,y está muy buena, sí, pero mi moreno era … él era … ¡bua, bua, bua!.
   En fin, qué se le va a hacer.
   Me siento, me enciendo mi cigarrillo y … ¡vuelve a suceder!, pero … ¡no es él!, ahora es ¡ella!.
   ¡Argg, nooo!, quiero pararla, detenerla, pero ¡ho!, ¡hoo!, ¡hooooo!, ¡joder, lo hace mejor que él!. ¡Hummm, madre mía!, ¡qué gusto!!.
   ¡HUMMMMMMmmmm!!!!!.

                                                 FIN
                                        FABA LOMEZ

martes, 8 de octubre de 2013

EL HOMBRE LOBO QUE TEMIA A LA LUNA LLENA


EL HOMBRE LOBO QUE TEMIA A LA LUNA LLENA






Siempre me gustó el terror. Veía películas de ese género a porrillo. El personaje que me ha atraído más, siempre fue el hombre lobo; resultaba alucinante, no se puede decir que fuera malvado en el fondo, pues era su naturaleza animal la que le llevaba a realizar carnicerías a veces. No siempre, la mayoría de las veces el hombre lobo lo que buscaba era huir, escapar, pero al verse acorralado y acosado destapaba su ira bestial, irracional; se descontrolaba y entonces era cuando, con sus fuertes garras, afilados colmillos y fuerza animal, machacaba a sus “enemigos”, a sus acosadores. La ciudad distorsionaba sus aguzados sentidos y siempre ansiaba y buscaba la naturaleza, el bosque.
   Tan obsesionado estaba yo con el hombre lobo y tanto terror veía en películas (y en la vida real), que cierta noche de luna llena, como no, me caractericé de hombre lobo, me atavié con un traje peludo, con una máscara y me agencié unas garras caseras fabricadas por mí, eran de hierro, afiladas, muy afiladas.
   Maté. Sí, asesiné caracterizado de hombre lobo a muchas personas, a víctimas incautas e indefensas, mujeres casi todas, en las noches de plenilunio.
   Ya no veía películas de terror y horror, ahora yo era el terror y eso me satisfacía, me henchía de felicidad y energía. Cada víctima del hombre lobo era un trofeo a mi … locura, jejeje.
   Sí, creo que ver tantas películas de terror desequilibró mi mente, me volví un tanto … inestable.
   Como hombre lobo actué tres noches al mes durante cinco o seis meses aproximadamente, no lo recuerdo bien y en todas esas noches sumé víctimas a mi … locura, jejeje.
   La policía buscó, se organizó bien para, en las noches de luna llena encontrar y atrapar a la bestia, al loco, al hombre lobo, como llamaban a ese caso.
   Cuando leía en los periódicos “el hombre lobo ha vuelto a matar”, yo me regocijaba de placer.
   Nunca me pillaron, no me atraparon jamás.
   Debo alegar también, que a la mayoría de mujeres que liquidé, a las jóvenes y atractivas, también las violé, jijiji. Las violé, me suplicaron que no las matara, que las dejara vivir, pero las maté salvajemente, como hace el hombre lobo en las películas.
   Como digo nunca me descubrieron ni atraparon porque … morí. Accidente de coche, ¡puaj, vaya muerte!, hubiera sido mejor haber muerto en acción, como hombre lobo ¡auuuuuu!.
   Nunca creí en la reencarnación, pero me reencarné en …¡un poster!, un poster de un … ¡hombre lobo!.
   Era muy extraño, volvía a vivir después de muerto pero en un papel. Yo veía, oía, olía, sentía, en fin, vivía todo lo que sucedía a mi alrededor día tras día y noche tras noche.
   Estaba pegado a una pared en un cuarto de cambiarse la ropa los trabajadores. Efectivamente estaba en una gran fábrica, con muchas habitaciones, cuatro plantas de altura y sótano inclusive; una gran fábrica de disfraces.
   ¿Qué cómo lo sé?. Pues porque a base de esfuerzo mental conseguí un día… ¡salir del poster de papel!. Salí una noche de luna llena, como no, ahora era un hombre lobo pero de verdad, ¡auuuuuuu!. Investigué toda la fábrica, pero al alba, al ponerse la luna, a la salida del sol, ¡regresé al poster!, al papel, a mi cuarto.
   Allí, en el cuarto de cambiarse la ropa los “currantes”, también había más posters, todos de chicas bellas, sucintas de ropa, en biquini y desnudas; nueve o diez posters con nueve o diez tías impresionantes y yo las deseaba, las deseaba como hombre y como lobo también. Sí, las quería penetrar a todas, violarlas salvajemente, desgarrarlas y matarlas como hice en vida con todas mis pobres víctimas.
   La noche siguiente, la segunda de luna llena de ese mes, volví a salir del poster y …¡ellas también!. ¡Qué agradable sorpresa!, para mí, supongo que no para ellas, pero en qué funesto error estaba yo, nada más materializarnos en carne, las miré a todas, eran exactamente diez. Las conté, diez hembras supremas, escogidas a conciencia y rugí de deseo de carne y de sangre. Rugí ferozmente mirándolas retador y poderoso pero … ellas , sus ojos, sus facciones impersonales, impasibles, ese rictus de maldad que destilaban me intimidó.
   No entendí como pudo ser, pero yo, una bestia inmunda, un hombre lobo de pelo en pecho, brutal, animal, con músculos y tendones poderosos, colmillos babeantes y garras (naturales, nada artificiales) fuertes, potentes, fui atacado y subyugado a ellas, a diez débiles mujeres. ¿Débiles?. No, tenían una fuerza sobrehumana; me redujeron y … comenzaron a … ¡violarme!, ¡me estaban violando diez  tías de campeonato!. ¿Qué pensaban, que eso me hacía daño físico o moral?. Jajaja, qué equivocadas estaban, estaba gozando como nunca. Me violaron las diez, entre nueve me sujetaban y la otra cabalgaba brutalmente sobre mí, ¡qué gozada!. En un principio, la violación se extendió toda la noche, eran incansables, insaciables. Estaba extenuado cuando a la salida del sol todos regresamos a nuestros respectivos posters.
   Estando en el poster las miraba ya no con deseo y lascividad, sino con temor y miedo, ¿volvería a suceder?, ¿saldría yo del poster?, ¿y ellas también?.
   La noche siguiente, la tercera de luna llena sucedió, salí del poster, grotesco, fuerte e inquieto. Fui hasta la puerta de salida de la alcoba y quedé quieto, sigiloso, agazapado esperando, esperando a que no sucediera pero ¡sucedió!, las diez aparentemente frágiles y débiles mujeres se materializaron en la habitación, ¿frágiles y débiles?, ¡ja!, eran fuertes, salvajes, lascivas, irrefrenables e insaciables.
   Hui, escapé de la habitación.
   La fábrica estaba llena de maniquíes y disfraces de todo tipo. Corrí como un loco, un loco lobo, mirando de soslayo y ellas … ¡me seguían!. Eran rápidas, con una decisión y aplomo descomunal. Me escondí, me disfracé de Spiderman, pero me  atraparon. Me descubrieron, no sé como, me redujeron con esa fuerza sobrehumana y volvieron a abusar de mí. Todas, incansables, insaciables; ahora yo veía en sus caras a mis víctimas, a mis pobres e indefensas víctimas, pero ahora la víctima era yo.
   ¡Ho Dios!, ¡qué horror!, el suplicio carnal se dilató otra vez toda la noche hasta el alba, al alba volvimos a nuestros posters, cada uno al suyo. De eso hace ya un mes exacto.
   Mañana es luna llena. Tengo miedo. Yo, un bestial hombre lobo medroso, temeroso de bellas mujeres.
   ¿Cómo pudo ser, cómoooooo?.
   Son ellas, ¿verdad?, son las víctimas que violé y destrocé en vida ¿verdad?.
   Es su venganza.
   Temo que llegue la luna llena.
   Soy un hombre lobo que teme a la luna llena.
   Que no llegue la noche, por favor.
   Que no llegue …

                                                FIN

                                        FABA  LOMEZ              

martes, 17 de septiembre de 2013

PARA VOTAR EL RELATO DE HOTEL!!!!

http://relatosdehotel.es/relato?ver=244

EL CAMARERO SONRISA


EL CAMARERO SONRISA






Estábamos de turismo.
   En Cádiz pasamos un día en Jerez de la Frontera . Comimos en un restaurante.
   - ¿Cafés? - nos preguntó un camarero con una gran sonrisa al acabar de comer.
   - Sí, gracias, dos solos.
   Nos sirvieron los cafés.
  - ¿Una bebida espirituosa quizás? – preguntó de nuevo el camarero sonrisa.
   - No, gracias – mi mujer y yo nunca bebemos alcohol
   - ¿Un brandy de aquí?, de Jerez – volvió a la carga, manteniendo su sempiterna sonrisa.
   - No, gracias.
   Sostenía una amena conversación con mi mujer, pero esta me dio un puntapié; el camarero seguía allí. Lo miré.
    - ¿Seguro que no desean un brandy de Jerez?.
   Nos miramos mi mujer y yo.
   - Sí, por favor, dos brandis de Jerez.
   La sonrisa del camarero se acentuó ostensiblemente.
   Al poco volvió y nos sirvió las bebidas, que por cierto, estaban buenísimas.  
                                                        FIN
                                              PABOL  FLAME

domingo, 15 de septiembre de 2013

HABITACION 103


HABITACION 103






La conocí allí.
   La amé allí. ¡Oh!, ¡cuánto la amé!. A ella, a Lola.
   Lola era especial, morena, no muy alta, ni muy guapa, un poco entrada en kilos, pero a mí me gustaba, realmente me tenía hechizado.
   La primera vez que la vi ya quedé prendado de ella, de su dulzura, de su esencia positiva, destilaba bondad y yo capté instantáneamente toda su aura. Estábamos almorzando en la terraza del restaurante, ella solitaria en una mesa y yo solitario en otra, cerca de ella. Me quedé embobado, embelesado, completamente subyugado a ella, me miró, chocaron nuestras miradas y creo que ella también sintió algo. Quedé turbado. Pagué mi almuerzo y el de ella.
   Al día siguiente volvimos a coincidir en la terraza del restaurante. Hubo algunas miradas de complicidad. Ella se fue antes que yo y cuando fui a pagar, ya había abonado mi almuerzo. Sonreí.
   La mañana siguiente tuve la osadía de presentarme y le di las gracias por pagarme el almuerzo del día anterior. Ella me las dio a mí también por habérselo pagado dos días atrás y ahí fue cuando comenzó a fraguarse nuestra amistad y nuestro amor. 
   Como dije anteriormente, la conocí allí y a los tres días nuestra complicidad era tan grande, tan exageradamente grande, que era como si fuésemos almas gemelas.
   Desayunábamos juntos, almorzábamos, comíamos y cenábamos juntos. Vivíamos las veinticuatro horas del día juntos.
   Yo tampoco soy muy alto, ni muy guapo y sí, también estoy algo entradito en kilos, pero repito, éramos como dos medias naranjas perfectas en su unión.
   Ya sé que en las películas y en las novelas, los protagonistas siempre son altos y bellos, pero siento defraudaros pues nosotros  somos    normales.
   Allí nos conocimos y allí vivimos una semana, una semana de vacaciones fantástica, llena de amor y pasión.
   No llegamos a acostarnos juntos pero nuestro amor fue puro e intenso.
   Al terminar esa semana ella se fue del …  del balneario tan romántico donde estuvimos, donde vivimos la historia de amor más intensa y verdadera que dos personas pudieran tener jamás.
   Ahora estoy en esta habitación, la 103, de este hotel situado justo enfrente del balneario donde vivimos esa semana de amor inolvidable, hace exactamente un año.
   El balneario cerró, por eso esta semana de vacaciones me he instalado aquí, en este hotel, esperando, confiando en que ella también vuelva.
   Por eso ahora desayuno, almuerzo, como y ceno aquí, en mi habitación, en la 103, siempre al lado de la ventana que enfrenta al balneario, a nuestro balneario, deseando con toda mi alma que ella regrese y nuestro amor prosiga aquí, en este hotel, nuestro hotel.
                                                         FIN
                                               PABOL  FLAME